No se
si ella me ama o me odia,
o si
aún no lo ha decidido.
Es tan
distante y fría…
Quisiera
explorar el interior de su corazón.
En
ocasiones surgen sus alegorías
que
parecen venir del cielo,
son
cánticos de esperanza e ilusión;
profesa
su amor en silencio.
Pero
otras veces…
Derrama
gota a gota su tristeza
y arroja
implacable su veneno;
se hace
invisible al amor.
Intenta
mostrarse segura,
cubriéndose
con una fina vestidura
de
aparente felicidad,
bordada
en oropel.
Sonríe
y hace alabanzas al creador,
diciéndose
afortunada.
Y
continúa sola su camino,
embebida
en la soberbia.
Ella es
un ser de luz y de amor.
Frágil
y hermosa como la esencia femenina,
sensible
hasta el tuétano,
más
apasionada que la misma afrodita.
Virtuosa
mujer del bien,
radiante
y majestuosa como el sol.
Tiene
la gracia que enloquece al macho
y la
sensualidad que cautiva al poeta.
Imagino
su sabor dulce y adictivo,
su
aroma erótico y alucinante,
la deliciosa
humedad de su intimidad
y el
fuego eterno de su deseo.
Que más
quisiera yo, que estar entre sus brazos amándola.
Conquistar
su alma enamorada
y
hacerla feliz;
pecar
sin final con ella en el paraíso.